Cuando un producto o un grupo de productos es lo suficientemente sólido y único, se utilizan una marca y un logotipo independientes y lo promovemos como “concepto”. La marca o el concepto del producto fomenta el reconocimiento y le da identidad propia. Explica al cliente qué promete el producto y ayuda a conectar emocionalmente con él. Estos conceptos son utilizados por nuestros colaboradores en el proceso para llegar a los grupos destinatarios como floristas, centros de jardinería o incluso el consumidor final.